lunes, 30 de agosto de 2010

Londres.

Hacía frío. Eran las siete de la tarde, y ya era de noche; no por que fuera invierno, sino porque las nubes grices habían ocupado el cielo, y la luz del sol no podía transpasarlas.
Ella estaba ahí sentada, en un banco de plaza, con su guitarra y su pollera llena de colores. Llevaba el pelo recogido, y a su lado un bolzo naranja con un par de parches cocidos. Estaba ahí sentada, como todas las tardes.
Sintió los cinco grados en la piel blanca y trató de cubrirse un poco más las piernas con la pollera.
Se puso a cantar.
Pasó un muchacho muy bonito, ella lo miró.
Él iba en la suya. Llevaba una mochila de los piojos, unas topper y una campera azul y se notaba que el pelo estaba peinado por el viento de esa tarde de enero.
Se sentó justo en el banco de plaza que estaba frente al de ella.
Él se sacó los auriculares y enrolló el cable para poder meterlo en la mochila que ya se había sacado de los hombros al sentarse. Se acomodó en el banco, queriendo leer, pero no fue posible. La canción de ella lo distrajo. Le prestó atención, ella cantaba en español una canción que a él le resultaba conocida, y quiso saber su nombre, pero no se animó a preguntar. Sonaron los últimos acordes y ella paró de tocar.
Miró su guitarra, la acarició y miró la funda, que descansaba tirada en el piso, en su interior había tres euros en monedas, Los agarró y los guardó en el bolsillo del saco beige. Tomó la guitarra y la guardó en la funda. Se puso de pie y decidida a retirarse de la plaza caminó, pero algo la detuvo.
Levanto la cabeza y lo vio a él, a él y a sus ojos verdes.
- cantás en español. cantás en español, en una plaza de Londres.
- si, aunque nadie entienda
- cantas rock argentino
- si, porque me recuerda lo que soy.
- y porque cantás? si nadie entiende lo que decís?
- porque cantando se me van las penas del corazón.
- pero, si nadie entiende lo que decís, a nadie vas a gustar, y así no te van a dejar mucha limosna.
- no canto por la plata, canto por que me hace bien.

Él la miró, con cara de bobo como lo llamaría ella, aunque él puede afirmar, que el día que conoció a su novia, en aquella plaza de Londres, cinco años atrás, tenía cara de enamorado y nunca hubiese pensado, que volvería a Argentina, y menos por una mujer.



L.

domingo, 29 de agosto de 2010

Un amigo, es una luz?

Ser amigos no es levantar el tubo el sábado a la noche y preguntar: "salimos boludo?"
Ser amigos no es solo pedir plata prestada
Ser amigos no es sólo salir de joda.
Ser amigo de alguien, implica acompañarlo, estar ahí para ayudarlo en las más difíciles. Hay que correr riesgos, hay que bancarse el qué dirán, hay que bancarse los celos, hay que saber pedir perdón, y saber perdonar.
Para ser amigo de alguien, no es preciso ser un excelente consejero, solo necesitas saber entenderlo y darle un buen abrazo cuando lo necesita.
Los amigos no esperan que su amigo cambie, los amigos aceptan al otro como es.
Los amigos, te sacan el cigarrillo de la boca, no te dicen "querés una seca?".
Un amigo, siempre tiene tiempo para mandarte un msj.
A un buen amigo, le encanta hacerte reír, cuando vos queres llorar.
Un amigo te banca en tus días de mal humor, te saca adelante, cuando vas para atrás.
Un amigo esta ahí para ayudarte.

Para todos ustedes que son parte de mi corazón. los amo mucho.

L.

viernes, 27 de agosto de 2010

hijo de puta.

"Estoy en otra" me dijo el muy mal parido. Andate a la concha de tu hermana, forro.




...


pero como me va a decir eeeso! que hijo de puta.


L.

Reflexión masoquista.

Yo me pregunto. ¿para qué? ¿con qué necesidad? ¿con qué motivo me bajo el messenger discovery (versión de messenger que permite ver cuando un contacto abre tu ventana y te va a hablar), si me angustio cuando veo que él abrió mi ventana, pasan los minutos, y después la cierra?.
¿Es acaso, una actitud de masoquismo?
No, manzana.

L.

jueves, 26 de agosto de 2010

Sin pelos.

He decidido dar a conocer un poco más esta locura, pero para eso, tuve que borrar un par de entradas.Pido perdon, pero habia ciertos datos que no podian ser leídos por ciertas personas, asique ahora el blog quedo flacucho. Cosas que pasan, espero que esto prospere.
Igualmente, al márgen de todo esto, quiero aclarar que voy a seguir escribiendo, voy a seguir expresandome, y que aunque sé que seguramente, despues de la "revelación" de la locura, van a llover criticas, yo voy a seguir escribiendo, sin pelos en la lengua.
Deseenme suerte.

L.

lunes, 9 de agosto de 2010

Amor de subte.

Por lo general, a la gente le desagrada viajar en subte, ya sea por cuestiones de higiene, o lo que sea. Pero la verdad que a mi, me gusta un poco.
Los lectores frecuentes de NMDL saben que soy un poco (bueno, esta bien, muy) enamoradiza, y esa es una de las razones por las que me gusta viajar en subte.
Muy bien vestida iba yo el otro día en subte, viajando con mi hermana ya que la tenía que acompañar a hacer unos trámites. Era uno de esos días en los que te sentís linda, solo por el hecho de estar arregladita.
Se hizo un lugar en el asiento y me senté. Levanté la cabeza y ahí estaba él. Perfectamente vestido.
Traje negro, zapatos perfectamente lustrados, corbata muy bien convinada en color salmón, sus pelos un poco rebeldes pero bien acomodados. Su cara era un poco pálida, tal vez por el invierno y apollado ligeramente en su regazo llevaba un portafolios negro, a tono con su traje.
Debo reconocer que la disimulación, no es lo mío, y él lo supo.
Levanto su cabeza, hecho una mirada perimetral al subte hasta frenar en mí. Me miró y entonces pude descubrir sus ojos verdes.
Supongo que me quede mirándolo un buen rato, porque él, cansado de sostenerme la mirada, soltó una sonrisa, dejando ver sus dientes blancos, perfectamente simétricos.
Yo nerviosa, creo recordar haberle sonreído también.
Él bajo la mirada y buscó algo en su bolsillo izquierdo. Revolvió un buen rato, hasta que sacó un atado de Philip Morris.
Lo miré confundida, no sabía que iba a hacer. Él sacó un cigarrillo, lo miro, le dio vueltas y luego lo volvió a guardar.
Me miró otra vez, supuse que le incomodaba mi mirada, entonces bajé la cabeza.
Escuché que alguien se aclaraba la garganta. Levanté la vista, y era él. Volví a bajarla, no quería parecer pesada.
Sonó un celular. Atendieron.
- Si,..., no,... si, si, estoy en el subte, llegando a Pasteur, ya llego amor.
Su traje ya no era tan negro, a los zapatos les faltaba brillo, la corbata? la corbata era horrible, color salmón, que mal gusto. Estaba muy despeinado, no conocía la palabra peine. Su cara era demaciado pálida, seguro le faltaba algún nutriente y tenía también un portafolios. Odio los portafolios.
Cerró el celular, lo guardo en el bolsillo derecho del traje, y me volvió a mirar. Lo miré e hice una mueca.
- Es en esta.- Dijo Sole, mi hermana.
Me levante, lo miré una ultima vez, desilucionada, pero disimuladamente esta vez.
Las puertas se abrieron. Yo ya estaba abajo, estaba en la realidad.

L.