lunes, 9 de agosto de 2010

Amor de subte.

Por lo general, a la gente le desagrada viajar en subte, ya sea por cuestiones de higiene, o lo que sea. Pero la verdad que a mi, me gusta un poco.
Los lectores frecuentes de NMDL saben que soy un poco (bueno, esta bien, muy) enamoradiza, y esa es una de las razones por las que me gusta viajar en subte.
Muy bien vestida iba yo el otro día en subte, viajando con mi hermana ya que la tenía que acompañar a hacer unos trámites. Era uno de esos días en los que te sentís linda, solo por el hecho de estar arregladita.
Se hizo un lugar en el asiento y me senté. Levanté la cabeza y ahí estaba él. Perfectamente vestido.
Traje negro, zapatos perfectamente lustrados, corbata muy bien convinada en color salmón, sus pelos un poco rebeldes pero bien acomodados. Su cara era un poco pálida, tal vez por el invierno y apollado ligeramente en su regazo llevaba un portafolios negro, a tono con su traje.
Debo reconocer que la disimulación, no es lo mío, y él lo supo.
Levanto su cabeza, hecho una mirada perimetral al subte hasta frenar en mí. Me miró y entonces pude descubrir sus ojos verdes.
Supongo que me quede mirándolo un buen rato, porque él, cansado de sostenerme la mirada, soltó una sonrisa, dejando ver sus dientes blancos, perfectamente simétricos.
Yo nerviosa, creo recordar haberle sonreído también.
Él bajo la mirada y buscó algo en su bolsillo izquierdo. Revolvió un buen rato, hasta que sacó un atado de Philip Morris.
Lo miré confundida, no sabía que iba a hacer. Él sacó un cigarrillo, lo miro, le dio vueltas y luego lo volvió a guardar.
Me miró otra vez, supuse que le incomodaba mi mirada, entonces bajé la cabeza.
Escuché que alguien se aclaraba la garganta. Levanté la vista, y era él. Volví a bajarla, no quería parecer pesada.
Sonó un celular. Atendieron.
- Si,..., no,... si, si, estoy en el subte, llegando a Pasteur, ya llego amor.
Su traje ya no era tan negro, a los zapatos les faltaba brillo, la corbata? la corbata era horrible, color salmón, que mal gusto. Estaba muy despeinado, no conocía la palabra peine. Su cara era demaciado pálida, seguro le faltaba algún nutriente y tenía también un portafolios. Odio los portafolios.
Cerró el celular, lo guardo en el bolsillo derecho del traje, y me volvió a mirar. Lo miré e hice una mueca.
- Es en esta.- Dijo Sole, mi hermana.
Me levante, lo miré una ultima vez, desilucionada, pero disimuladamente esta vez.
Las puertas se abrieron. Yo ya estaba abajo, estaba en la realidad.

L.

1 comentario:

  1. jajajj me haces acordar al protagonista de 500 days of summer. yo tambien pensaba asi cuando el q me gustaba tenia novia es re normallllllllll!

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