Convencida, tu mirada perdida creó un sentimiento repentino, me animo a decir que me querés como yo te quiero a vos.
Entraste y el destino nos marcó. Dejame envolverme y experimentar cuerpo a cuerpo. Susurras en mi oído que me queres y me necesitas, que me queres por completa.
Entonces yo, ilucionada, me acerco a vos y te susurro: Si realmente me queres, vení y conquistame, solo que esta vez, ven y conquistame el alma.
L.
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